Voluntario Focus | Cody Davis - Solidaridad en Marcha Perú - SEM Perú
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Voluntario Focus | Cody Davis

Voluntario Focus | Cody Davis

Durante mi viaje misionero a Perú, tuve la increíble oportunidad de acercarme a Dios y experimentar un profundo crecimiento personal. Desde el momento en que llegamos, nuestra anfitriona nos colmó de amabilidad, hospitalidad y atendió nuestras necesidades con abrumadora generosidad. La cálida recepción marcó la pauta para el resto de nuestro viaje.

Uno de los aspectos más destacados fue la visita a la Basílica Catedral de Arequipa y el Monasterio de Santa Catalina. Asistir a misa en el monasterio fue una experiencia verdaderamente bendecida, ya que pude sentir la presencia de la beata hermana Ana de Los Ángeles, un momento espiritualmente edificante que profundizó mi fe.

Los niños de la escuela local que visitamos me enseñaron lecciones invaluables sobre el amor y la vida en el momento presente. Sus corazones puros y espíritus alegres me recordaron la importancia de afrontar cada día con gratitud y apertura.

Participar en el trabajo de construcción fue divertido y agotador, pero me dio una sensación de plenitud y logro. Fui testigo del poder de la colaboración y de la satisfacción que surge al contribuir a un proyecto significativo.

Por último, nuestra visita a la residencia de ancianos me dejó una impresión duradera. Interactuar con los ancianos me recordó la belleza de vivir como hijo de Dios. Su sabiduría, resiliencia y fe inquebrantable sirvieron como un poderoso recordatorio para afrontar la vida con un corazón humilde y agradecido.

En conclusión, mi estancia en Perú fue un viaje extraordinario de entrega cada día al Señor. Estoy inmensamente agradecido por las oportunidades y bendiciones que recibí de mi experiencia peruana, y llevo estas lecciones aprendidas y los recuerdos creados como testimonio del poder transformador de la fe y el servicio.

 


 

During my mission trip to Peru, I had the incredible opportunity to draw closer to God and experience profound personal growth. From the moment we arrived, our hostess showered us with kindness and hospitality and tended to our needs with overwhelming generosity. The warm reception set the tone for the rest of our journey.

One of the highlights was visiting the Basilica Cathedral of Arequipa and Monastery Santa Catalina. Attending Mass at the monastery was a truly blessed experience, as I could feel the presence of Blessed Sister Ana de Los Angeles, a spiritually uplifting moment that deepened my faith.

The children at the local school we visited taught me invaluable lessons about love and living in the present moment. Their pure hearts and joyful spirits reminded me of the importance of embracing each day with gratitude and openness.

Participating in the construction work was  both fun and tiring, but it gave me with a sense of fulfillment and accomplishment. I witnessed the power of collaboration and the satisfaction that comes from contributing to a meaningful project.

Lastly, our visit to the nursing home left a lasting impression on me. Interacting with the elderly residents reminded me of the beauty of living as a child of God. Their wisdom, resilience, and unwavering faith served as a powerful reminder to approach life with a humble and grateful heart.

In conclusion, my time in Peru was a remarkable journey of surrendering each day to the Lord. I am immensely grateful for the opportunities and blessings I received from my Peruvian experience, and I carry these lessons learned and the memories made as a testament to the transformative power of faith and service.

 



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