Voluntaria Focus | Amanda Weise - Solidaridad en Marcha Perú - SEM Perú
17029
post-template-default,single,single-post,postid-17029,single-format-standard,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-theme-ver-10.1.2,wpb-js-composer js-comp-ver-5.1,vc_responsive
 

Voluntaria Focus | Amanda Weise

Voluntaria Focus | Amanda Weise

«Iniciamos nuestra visita a Arequipa con el trabajo en el Colegio San Juan Apóstol, presentándonos en varios salones de clases. Una de esas clases era una clase de jardín de infantes, y siento que no estaba lo suficientemente preparada para tanto cariño inmerecido que estaba por recibir. Cuando entramos en el aula, todos los niños de kinder corrieron hacia nosotros y nos llenaron de abrazos. Cada niño insistió en darle a cada misionero un abrazo gigante. Antes de conocernos bien, fuimos bienvenidos por su gran afecto. Ese amor que nos dieron siento que es inmerecido y que es reflejo del amor del Padre por todos nosotros. Para mí, este abrazo era Dios Padre abrazándome y recibiéndome. Este primer día fue realmente uno de los más difíciles en nuestro viaje. Unos días antes, nos enteramos que un compañero misionero de FOCUS había sufrido en un terrible accidente automovilístico y se encontraba muy mal. Justo antes de conocer a los niños de kindergarten, nos avisaron que lo estaban desconectando para que ya pueda descansar en paz. Tenía un peso muy grande en mi corazón, y aunque los niños no lo sabían, Dios conocía muy bien lo que estaba sufriendo. Dios viendo mi corazón afligido, corrió a consolarme a través de los brazos de estos pequeños.

Jesús dice en el Evangelio de Marcos: «quien recibe a uno de esos niños en mi nombre me recibe a mí, y quien me recibe a mí, no me recibe a mí sino al que me envió» (9:37). El amor del Padre estaba presente en el inmenso amor que brotaba de los brazos de estos preciosos niños. A través de ellos, el Padre permitió que mi corazón tuviera paz y consuelo.Es la manera en que Dios me mostraba su cercanía; Él abrió mi corazón a su providencia. Se preocupaba por mí cuando estaba luchando. Mi corazón se transformó gracias a estos niños. Fue una gracia que voy a saborear por el resto de mi vida.”


«To start our time in Arequipa, our group went around to several classrooms to introduce ourselves. One of those classes was a kindergarten classroom, and I was not prepared for the amount of undeserved love I was about to receive. When we walked into the classroom, every single kindergartener ran towards us and assaulted us with hugs. Each child insisted upon giving each missionary a giant hug. Before they had even met us, they welcomed us. Though we were completely undeserving, they loved us. This was a complete reflection of the Father’s love for us all. For me, this absolutely was the Father embracing and receiving me. This day was actually one of the hardest on our trip. A few days earlier, I had found out that a fellow FOCUS missionary had been in a terrible car accident and was put on life support. Just before meeting the kindergarteners, I had found out that he was being taken off life support to enter eternal rest. My heart was heavy, and though the children had no way of knowing that, the Father did. He saw my grieving heart and ran to comfort me through the arms of these little ones.

Jesus says in the Gospel of Mark that “whoever receives one such child in my name receives me, and whoever receives me, receives not me but him who sent me” (9:37). The Father’s love was present in the immense love that poured forth from the arms of these precious little ones. Through these children, the Father allowed my heart to be softened and transformed. He showed forth His faithfulness. He opened my heart to His providence. He cared for me when I was struggling. My heart was transformed because of these children. This is a grace that I will savor for the rest of my life.”



Abrir chat
¿Necesitas ayuda?
Hola ¿En qué podemos ayudarte?