17 May Familia Mangan
“Gocé tanto de mi tiempo compartido con ellos fue mirar como abrazan la vida aún en su edad con motivación y con fe unidos por el comedor de Santa Rosa de Lima…”
Con mis hijos, Nicholas y Caroline, tuve la oportunidad de visitar el comedor de Santa Rosa de Lima en Miguel Grau, Paucarpata, los días viernes en Octubre y Noviembre de 2015. Desde mi primera visita, me impresionó el sentido de comunidad que florece entre los abuelitos, doña Flora y Srta. Yenny. Asistimos con varias cosas – ayudando en la cocina, con la rutina de ejercicio o baile, y las actividades de pintura. Fue muy grato conocer a los abuelitos. Ellos cuidan al comedor como si fuere una extensión de su hogar. Comen juntos, rezan juntos, conversan entre ellos y a través de estas actividades, ellos se sienten como en familia. Doña Flora está a cargo de toda la cocina, pero es mucho más que la cocinera. Ella sabe los detalles si alguno de los abuelitos está mal y siempre asegura que todas participan. Es obvio el amor que une la srta. Yenny a este grupo pues cuando ella entra es como que hay una luz prendida por todo el sitio. No todo es perfección; a veces hay pequeñas competencias sobre quien tiene la mejor pintura o alguno de los abuelos llega un poco calladito o deprimido. Así es la vida. Pero lo que gocé tanto de mi tiempo compartido con ellos fue mirar como abrazan la vida aún en su edad con motivación y con fe unidos por el comedor de Santa Rosa de Lima.